La Plata
Sol Despeinada ¿Dónde está mi zanahoria?, con dirección y libro de Vero Lorca. En una autosuficiente puesta, el escenario posee un ukelele, un micrófono, un bastidor y la rutilante presencia de Sol. Durante poco más de hora y media, la protagonista dialoga fluidamente con la platea con la excusa de una pregunta ¿qué motiva su vida? A partir de ella, la artista dispara una serie de reflexiones con su habitual mordacidad, basándose en sus experiencias personales. Su recibida universitaria, su experiencia en redes sociales, sus impresiones sobre la educación sexual general, todo pasa bajo su locuaz lupa, con interacciones con el público que potencian el show.
El unipersonal de Sol Despeinada está construido en complicidad con su comunidad. Ella es dueña de un código propio que comparte con sus espectadores, y eso le permite sembrar no solo la carcajada sino también la emoción. Con calidad y sin golpes bajos, ella habilita un segmento muy íntimo sobre momentos difíciles de su vida que, sin spoilers, dejan escapar algunas lágrimas. Le suma además un poco de música con sus modestas pero sentidas habilidades para el canto y el ukelele, que encajan perfecto en un espectáculo ameno, como si se tratase de un encuentro en la casa de la protagonista.
Sol Despeinada ha hecho una carrera de decir lo que piensa, y eso le ha dado un público que valora su mensaje. Eso vuelve su unipersonal un punto de encuentro con sus seguidores, y una oportunidad para quienes están menos familiarizados con su trabajo para entender su encanto y popularidad. Es, sin dudas, una interesante transición al mundo de las tablas que amerita más capítulos.